Puerta vieja de Tallin.
La ciudad surgió como un puerto comercial en la ruta marítima que unía Europa occidental con Rusia y conoció su máximo apogeo como ciudad hanseática en plena Edad Media. Tras la independencia de Estonia en 1991 Tallin ha vuelto a surgir, esta vez por medio del turismo y la apuesta firme por las nuevas tecnologías.
allin y el norte de Estonia cayeron en poder danés en el año 1219 tras la batalla de Lyndanisse. Según las crónicas, los estonios resistieron ferozmente el asedio que el rey Valdemar II de Dinamarca impuso sobre la ciudad, aunque finalmente el rey danés consiguió la captura de la plaza. Los daneses construyeron una fortaleza en la colina de Toompea.
En 1343 los campesinos estonios se levantaron contra la dominación extranjera en las revueltas conocidas como el Levantamiento de la noche de San Jorge, en las que Tallin fue asediada por los estonios. Estas revueltas, finalmente sofocadas por los Caballeros Teutónicos, supusieron el declive final del poder danés. Tres años más tarde vendieron su territorio en Estonia a la Orden Teutónica por 1.000 marcos; con esto los germanos sumaban el dominio político al económico que ya poseían, gracias a la Liga Hanseática. A Dinamarca únicamente le quedó el poder eclesiástico dirigido desde Lund.
La ciudad permanecería en poder sueco hasta la Gran Guerra del Norte de 1710, cuando las tropas suecas acantonadas en Tallin y diezmadas por la peste capitularon ante el Imperio ruso. Sin embargo las instituciones locales mantuvieron su independencia económica y cultural dentro de Rusia por medio del Ducado de Estonia, llegando incluso a mantenerse el alemán como el idioma oficial para el comercio. Sólo en 1889, con el inicio de las políticas de rusificación llevadas a cabo por el Imperio ruso, fue abolida la magistratura de Reval.