domingo, 9 de octubre de 2016

Salamanca


                                     
Los orígenes de la urbe se remontan a hace unos 2.700 años, durante la primera Edad de Hierro, cuando los primeros pobladores de la ciudad se asentaron en el cerro de San Vicente, a la ribera del Tormes. Desde entonces, la metrópoli ha sido testigo del paso de diversos pueblos: vacceos, vetones, romanos, visigodos y musulmanes. Raimundo de Borgoña, yerno del rey Alfonso VI de León, fue el encargado de repoblar la ciudad durante el Medievo y asentar las bases de la Salamanca actual                                                                       
                                                         
Salamanca está ligada a la historia universal por nombres propios tales como: Antonio de Nebrija,
 Cristóbal Colón, Fernando de Rojas, Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca, Fray Luis de León, o Miguel de Unamuno
 Incluso Cervantes afirma en «El licenciado Vidriera» de sus Novelas ejemplares (1613):  
Del periodo romano proceden tres de los elementos culturales que más han podido incidir en la configuración y desarrollo de la ciudad de Salamanca. En primer lugar la Calzada de la Plata, considerada como su principal infraestructura de comunicación, el principal eje de ordenación de la ciudad y un hito del desarrollo de su función comercial. En segundo lugar el puente romano, como infraestructura que desde el siglo I garantizó el paso sobre el río Tormes y por tanto el acceso a la ciudad desde el sur. El puente romano se mantiene aún hoy en día la mitad norte, la otra mitad tuvo que ser reconstruida en el siglo XVII tras la Riada de San Policarpo. Por último, la denominada Cerca Vieja, primitiva muralla de la ciudad que rodeó el perímetro del cerro de San Isidro o de las catedrales sobre el trazado de la anterior castreña.

En el año 712, con la invasión musulmana de la península, Musa ibn Nusair conquista la ciudad. Durante la Alta Edad Media, la zona quedó como «tierra de nadie» y gran parte de sus núcleos de población resultaron destruidos por las frecuentes incursiones (algaradas) de los árabes. Salamanca quedó reducida a un núcleo carente de importancia y casi despoblado, aunque se mantuvo intacto el puente, con algunos pobladores en los alrededores. Los sucesivos intentos de los reinos cristianos de estabilizar la zona originaron no pocos choques con las expediciones musulmanas hacia el norte, que provocaron diversas escaramuzas y batallas, como la de Alfonso I de Asturias en 754, que acabaron por arrasar lo que quedaba de urbano.

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/b/bb/Ramiro_II_de_Le%C3%B3n---1.jpg/131px-Ramiro_II_de_Le%C3%B3n---1.jpg                                   Salamanca es la ciudad perfecta para pasear. A través de las calles peatonales de su casco histórico contemplarás sus dos Catedrales, su Casa de las Conchas, Su Clerecía o su Universidad. No olvides pararte frente a ésta y seguir la tradición: busca la famosa rana de piedra que se esconde en su fachada. Da suerte. Te encantará el característico color dorado de sus monumentos y podrás realizar una agradable parada para tomar algo en alguna de las terrazas que se sitúan en la famosa Plaza Mayor.                                                                    
                                                         
                                                    
Ramiro II de León
acometió una primera                                                          
repoblación de Salamanca en                                                                                
el siglo X.



                                             











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